miércoles, 24 de abril de 2019

Trepidante

He vivido los últimos años en una especie de pausa a raíz de la muerte de mi madre. Desde entonces y hasta hoy he podido experimentar toda una serie de sensaciones a cada cual más extrema, hiriente, de alivio, odio o de amor.

Aún así, algo en mi interior estaba estancado, un lago que apenas mostraba perturbación ninguna en cada suceso.

De hecho, por extraño que suene, sólo la música conseguía moverme por entero lo justo para agitar esa calma interior. Únicamente determinadas frases, ritmos o sonidos...

Hubo un momento en el cual llegué al estado de calma absoluta, de vivir cada día de una forma monótona, trabajar, hacer mis tareas en casa, jugar, dormir y volver a empezar. Lo más alucinante de mi día a día era ir al gimnasio, con eso ya os podéis hacer una idea de la situación.

Aún así, un pequeño espíritu rebelde a todo eso seguía vivo, algo que se manifestó a través de una sola palabra destinada a una persona que desconocía por completo. De eso hace ya 4 años, 3 meses y 24 días.

Cómo si de un pequeño guijarro se tratara, esa palabra empezó a rodar cuesta abajo por la ladera de una montaña, arrastrando cada vez más y más sedimentos, moviendo cada parte de mi ser...

En 4 meses y 6 días voy a casarme con la persona a quién dediqué dicha palabra. En ese momento, todo lo que arrastre aquel primer guijarro llegará a ese lago interior, haciendo un gran punto y aparte en mi vida.

No por el mero hecho de casarme, formalizar una relación o declarar frente a mis seres queridos el amor hacia mi mitad, sino por todos sus significados en relación a mi mismo, la culminación de un objetivo personal y que aún así seguirá recorriendo cada día con el mismo ahínco.


Es abrumador darte cuenta de lo que implica dar un paso de estas características y, sin embargo, sólo tengo ganas de vivirlo, de lucharlo y dar la cara. Siento la misma euforia que me invade cuando estoy en la inmensidad del mar u océano y se aproxima esa ola contra la que debes luchar para no ser arrastrado.

Es hora de vivir con intensidad todo lo que me está brindando la vida, de brillar, de creer y de construir algo nuevo.


Cuestión de voluntad.

viernes, 18 de enero de 2019

Pérdida

No cabe duda, la vida me ha moldeado a conciencia, me ha hecho entender que hay cosas que yo mismo me he buscado y lo ridículo que es tratar de dar excusas al respecto.

He de admitirlo, a día de hoy hay personas que andan por este mundo que me odian o desprecian o que han pasado de tenerme presente en sus vidas a sentir la más absoluta indiferencia por mi.

Y con razón.

Si, es jodido admitir tu papel de "malo de la película" en un mundo donde en muchas situaciones sólo queremos ver el blanco o el negro y nada más.

Pero ahí estás tú.

Tranquilo en tu casa.

Años mas tarde.


De repente, un fugaz recuerdo de algo feliz junto a una persona que ha desaparecido de tu vida voluntariamente. Sonrisa agridulce. Recuerdas esa forma que tenía de tratarte, esos momentos tan únicos a su lado.

Sin embargo, cuando algo así aparece en tu mente, al mismo tiempo se formula la siguiente pregunta:

¿Por qué ya no es así?

Y entonces llega la parte más amarga, recordar ese conflicto, esa discusión, esa cagada o esa agonía en la relación que te lleva a asumir que esos momentos no volverán a repetirse jamás.

Te preguntas si esa persona te recuerda igual, si la gente, al igual que yo, tiende a olvidar esa parte mala y te echa de menos de la misma manera.


Es absurdo.


Durante mi vida he tratado muchísimas veces de hacer caso a ese sentimiento y decir: "Joder ¿por qué no? ¡Trataré de recuperar el contacto!" o "¡Que le den por culo a de quién es la culpa!, lo que importa es todo lo demás".

Entonces tratas de recuperar esa conexión perdida, te acercas a esa persona dispuesto a darlo todo para volver a vivir maravillosas historias.

Digamos que pasas por ese momento en el que por esa relación admites la culpa, reconoces tu error y el suyo de paso, te humillas ante esa persona.


¿Pinta genial el final eh?

Pues eso.

Ahí te quedas tu, tu culpa, la suya.

Acabas de firmar tu declaración de culpabilidad.


El resto es mero trámite, papeleo. Te recuerdan el motivo por lo que todo se ha ido a la mierda y que no hay vuelta atrás: ¿Cómo se te ocurre tras todo este tiempo?

Como si el tiempo sólo sirviera para agravar las cosas.

Joder el tiempo cura muchas cosas, incluidas las discusiones de mierda.

¿Soy el único que cree que pedir perdón merece la pena? ¿Eres capaz de valorar de que de los dos, he sido el que ha dado el paso para al menos disculparme?

Asumes una carga que debería ser parte de los dos.

Da igual, no te va a traer a nadie de vuelta.

Nadie va a reaccionar como en una película y va a correr a abrazarte diciéndote que también pensaba hacer lo mismo desde hace tiempo y que la culpa era suya en realidad.


Te das cuenta de la mierda de valor que tienes para muchas personas, el cual no merece ni el esfuerzo para recuperar nada. Ya pueden haber pasado años de momentos increíbles. Ese momento, esa cagada, esa discusión...vale más que todo lo demás.

...


Qué poco reconfortante resulta asumirlo.

jueves, 22 de agosto de 2013

Ausencia


Pienso en ti, en ese aura de bondad que te rodeaba, en todo tu conocimiento, en todo lo que adquiriste en tu corta vida...y de repente tu ausencia me golpea como si nunca me hubiera dado cuenta hasta ese momento...tropiezo, tiemblo, siento miedo, siento que hay un lugar dentro de mi que ha quedado vacío y que nada que no seas tu podría ocupar.

Entonces llegan los recuerdos, esos que no quiero perder, tu voz, tu risa, tu manera de mirarme, tu orgullo de tenerme...y no quiero olvidarlos, no quiero soltarlos, solo quiero que me acunen cada noche antes de dormir, que me arrullen, que me hagan sentirte aunque mis sentidos no puedan hacerlo, que haya algo dentro de mi que me diga que estas, que existes, que eres mas que un recuerdo en todas las mentes que tocaste...

Siento una soledad difícil de explicar porque estoy mas acompañado que nunca...

Las olas se retiran y duermo...hasta que la siguiente vuelve a irrumpir en mi mente, otra vez te echo de menos, otra vez lloro por perderte, porque 27 años han sido muy cortos, para mi toda mi vida, y para ti la mitad de la tuya...demasiado poco para haber tenido una madre singular y única, como ambos diríamos "legendaria o épica". 

Si, has sido mi madre, pero has tenido muchos mas roles para mi. De alguna forma te las apañaste para ser todo lo que necesitaba de una familia siendo solo una persona. Y créeme, no me faltó nada a tu lado. Nada. Se que te reprochaste siempre poder darme algo más, pero justamente me enseñaste el valor de las cosas porque las fuimos consiguiendo poquito a poco. Que luego yo haya tenido un juicio o gusto distintos no quita que tu me enseñaras algo vital.

Ya sé que soy medio desastre, o desastre entero, y que la mayoría de veces te ha tocado sacarme las castañas del fuego. En fin, aun tengo en mi mente nuestra última conversación en la cual solo quise dejarte claro que ya era un hombre, que ya estaba haciendo mi vida. Quizás eso te hizo tomar la decisión de terminar tu lucha por permanecer aquí. El saber que el bien que más protegiste por fin podía valerse por si mismo y que ya no tenía miedo.

Faltan tantas cosas...27 años han sido muy poco tiempo para conocerte o incluso llegar a comprenderte del todo. He visto tu vida hasta donde alcanzan mis recuerdos. Toda esa transformación...realmente ya estabas en otro lugar al final del camino, pertenecías a otra manera de pensar y de vivir.

No hay palabras que yo pueda enlazar para hacerte justicia, no me veo capaz de hacer que alguien pueda imaginarte sin haberte visto, y ya solo con un par de cosas sobre ti y sobre como eras conmigo hace que la gente quiera haberte conocido, que en algún momento hubiera tenido contacto contigo. Y los que ya te conocían les sobran las palabras para comprender hasta donde alcanza perderte...

Me despido con una de las escenas que recuerdo haber visto contigo, la cual siempre me consuela, porque brillaste mucho más que ninguna otra persona y te identifico mucho con los replicantes:





No espero verte pronto...pero si espero verte.
Gracias mamá. Te querré siempre.

lunes, 22 de octubre de 2012

Escúchate

Jugar con posibilidades es mi juego favorito, lo hago cada día y cuanto más ínfima sea esa posibilidad, más me entretiene.

Por norma general soy la típica persona que cuando sale de un sitio que requiere estar al tanto de lo que pase (léase casa, trabajo, cine o cita), coge los auriculares, enciende la música y se olvida del mundo. Me encanta la música, y lo que más me gusta de ella es que no deja de cambiar y por lo tanto es imposible cansarse de ella.
Pero ahora se me ha jodido la conexión de auricular en el móvil y por motivos económicamente obvios no puedo repararlo.

Se ha abierto otro mundo ante mí. Un mundo de conversaciones ajenas, de avisos de paradas, de respiraciones marcadas, de música de mis antaño semejantes compañeros...y lo mejor/peor de todo, de escuchar a mi propia mente.

Y mi propia mente es el típico vagón de metro lleno de gente un día de paros convocados por huelga. Es decir, hay un batiburrillo de voces y cada una hablando de una cosa distinta. Hablan de preocupaciones por el empleo, de si lo haces bien o mal en tu relación, de que deberías llamar a tu madre, de que hay que comprar maíz (esta cabrona es la que se calla cuando estás ya en el supermercado comprando), etc, etc, etc.

Entre todas esas voces, está la típica voz que en la realidad la relacionaría con ese típico loco que sale en las películas con una pancarta anunciando el fin del mundo, la ira de Dios o la invasión de los marcianos. Es como estar esperando en el dentista y de entre ese fajo de revistas de Hola, Qué me dices!, National Geographic, Mas allá, El País Semanal, Vogue y Dora la exploradora sacas "El Quisquilloso" y te pones a leer sobre torposoplos.

Pues bien, esa voz te habla de lo que sea: que si te pones en medio de la sala a gritar en alto podrías convertirte en un Super Saiyajin nivel 3 y crear un boquete en el suelo con tu aura de manera que la gente se iría y serías el próximo a atender. Que al salir del dentista las calles estarán vacías debido a una destrucción masiva que por motivos ajenos ha dejado el edificio de dentista intacto pero que se ha cebado con el resto de la población y que por un extraño motivo también ha dejado vivir a tu novia que se encuentra acosada por entes extraños a los cuales repartes justicia con una katana que encontraste por el camino...

En fin, a eso me refiero con infinitas posibilidades. Y a eso me dedico entre viaje y viaje. Por eso, si te cruzas conmigo, puede no te reconozca porque básicamente no estoy mirando hacia ningún lado sino hacia dentro, montándome la película de turno ;)

Dejando de lado las coñas de ficción, hay veces que esa voz habla de cosas en la realidad, y entonces es cuando entiendo por qué viajo con música por el mundo. Porque intenta meter la duda o dar la esperanza en cosas que quizás ya no tienen remedio o bajo mi punto de vista van genial. Es cierto que gracias a ella a veces consigo sorprenderme de poder hacer lo que sea, pero en otros momentos es un poco deprimente escucharla, sobretodo cuando te echa la culpa de algo que haya ido mal. Que tu le dices "¿Y para que está mi madre?" Y entonces la voz te contesta: "Ya listillo, pero de qué te vale si te has ido a vivir a 60km de ella y casi ni la llamas".

¡Maldita voz interior, siempre tiene réplica!


lunes, 10 de septiembre de 2012

Desgaste

"Hasta el coño ya de ser míster simpatía"

Y es que resulta que cuando uno se comporta como tal y un día no puede serlo el resultado es atroz. Todos se llevan las manos a la cabeza, nadie entiende como ha podido suceder eso. No entienden que uno tiene sus límites a la hora de sonreír así. No ha sido creado así. No es su manera de ser siempre. Pero él se esfuerza por ser así para darle felicidad a los demás.

Pero resulta que cierto día se cansa y ese día lo que necesita es que justamente los demás sean como él. Pero claro, ese día, un solo y único día en el que él necesita eso, nadie está para hacerle sentir bien, nadie desea su felicidad porque claro, él ya venía con felicidad incorporada "de fábrica".

Va a resultar ser mejor la típica persona que todos los días se queje de algo, que todos los días abra la boca para reivindicar, y así los demás, si es que merecen la pena, estén a diario para preguntar que tal va el día...

No lo entiendo, no entiendo dónde queda el esfuerzo de uno, no entiendo por qué no se pueden entender ciertas cosas, me siento bastante limitado a la hora de relacionarme con las personas. ¿Tan complicado soy? ¿O tan insulso? ¿O quizás sencillamente insoportable? ¿O despegado?

No sé ser atractivo para el resto del mundo, no se crear esa dependencia de que se deba saber de mi, si estoy vivo, si respiro, de esa forma que todo el mundo comparte. Ese típico amigo que a diario se pregunta por ti (estoy dejando de lado las parejas/familia, que obviamente se preguntan por ti). Sé encontrar medias naranjas, pero ¿y las otras "medias-lo-que-sea"? ¿No se suponen que son más fáciles de encontrar?

Sigo buscando...y van 27 años en ello...


miércoles, 13 de junio de 2012

Impotencia

Las cosas se han hecho distintas de golpe, de repente ya no soy necesario para respirar, de repente lo que era amor, felicidad, ilusión y bienestar se convierte en vacío, dolor, angustia y tristeza.

E impotencia.

Porque no te puedo retener.
Porque esta vez te has puesto lejos de mi alcance.
Porque esta vez no es mi mano a la que te sujetas para sobrevivir.

Y sigue siendo mi culpa, aun a pesar de todo el esfuerzo...no he sido suficiente para ti, lo he intentado con todas mis fuerzas, siendo capaz de hacer cualquier sacrificio por ti. Y aun a pesar de ello, solo puedo verte alejandote, sin tener la opción de correr detrás de ti.
Ya no quieres arreglar el mundo conmigo, ya no quieres estar pendiente de mi...hablas, pero ya no es conmigo, soy alguien esperando una señal, un mensaje tuyo, pero no existe porque yo ya no soy tu alivio, tu sitio seguro.

Queda el amor de hacer bastantes cosas bien pero no es suficiente, porque también queda la certeza de que el día que vaya a morir no serás tu quien me esté aliviando o tranquiliando, queda la certeza de que ya no habrá cosas en común que nos harán sentir más unidos.


Te deseo lo mejor en tu viaje por la vida, gracias por todo este tiempo que me has dado...

jueves, 16 de febrero de 2012

Duele

Sencillamente me apetece dejar una señal de lo que siento ahora, debería explicar demasiadas cosas para hacerlo entender pero...no me apetece en absoluto. Así que hablaré de este momento.

Porque ahora mismo siento mucho dolor, lo siento en mi corazón, me quema a cada segundo, a cada momento que pienso en ti, que parece que has elegido incorrectamente algo que a mi me hace feliz, y al no verte igual que yo solo puedo sentir algo agridulce. Entonces llega el miedo a perderte, a que te arrepientas, a que te vayas para siempre...

Y yo sólo quiero esforzarme mas, es cierto que cuando la razón es para no perderte las cosas salen de forma automática, aunque no debiera ser el mejor argumento del mundo para mi lo es. Hacerlo por ti, porque me he dado cuenta que todo lo que se hace por ti es justo lo correcto, y es una forma fácil de poder cambiar.

Odio oirte decir que no vales nada o que vales menos que yo...cuando te oigo decirlo me dan ganas de zarandearte la cabeza para que vuelvas en tí misma... Que la gente te haya despreciado no es motivo para creerte menos, y lo único que deberías pensar es que debes seguir buscando esas personas afínes a ti. Se que yo te he hecho daño, no sé si podré borrarlo algún dia o pasar sobre el...maldita sea ni siquiera se si soy el responsable mas directo de tu estado de ánimo actual, que probablemente lo sea.

Sin embargo quiero creer que podrás con ello, que lo superaras al mi lado. Que solo es un conjunto de problemas que te ha hecho sentirte como yo hace poco mas de un mes, una manera de ser que te hace parecer inalcanzable, inconsolable, destructiva...solitaria. Y entonces a mi también me haces sentir esa soledad que tanto miedo te da. Estás y no estás.

Y como guinda llega tu silencio, no un silencio de no decir nada, de callar y no poder sacar nada de ti, sino el silencio de tu interior, ese que no para de decirme que lo que sale por tu boca no es justamente lo que estas sintiendo en ese momento o en lo que estas pensando. Me engañas, pones cara de felicidad y no te das cuenta de que no lo estas siendo. Lo dicen tus ojos, no brillan, miran a otro lado y se quedan estáticos, casi muertos. Antes mirarte a los ojos me llenaba de orgullo y cariño, era como sentir algo precioso que aparecía de la nada solo por mirarme a mi. Algo que ahora no es así.

¿Qué se ha perdido? ¿Podré recuperarlo? ¿Podrás hacerlo tu? ¿Podré volverte a mostrar yo lo que realmente vales o tendré que admitir que soy incapaz de hacerlo y rendirme?

Dolor cariño...dolor...porque yo traicioné la relación por no comunicarme, y ahora entiendo esa traicción al no poder sacar de ti la verdad, aunque sea evidente, pero al menos saber qué piensas a cada momento y poder decir algo para levantarte el ánimo o para repetirte la verdad hasta que la creas.

Y la verdad es sencilla: tú eres mi rosa y vales mas que ninguna otra en el mundo. Y si no quieres valorar mis sentimientos, valora el tiempo que paso a tu lado para lo que tu quieras.